Pensé un rato y nos vi en una escena de esas lindas que tienen los finales de cada capítulo de una serie. La cámara se acerca desde fuera del local y arriba, se acerca y llega a nuestra conversación -esa sería la entrada a la última parte del capítulo- y lógicamente en el final la cámara se aleja tal como llegó a nosotros. Así, tan simple. Estando allí comiendo ese churrasco gigante que necesitamos, nuestra porción de chatarra después de tantos vinos, pizzas y empanadas de choclo o champiñones. Conversando y riendo, porque la vida parece simple, pero no enfrascada. Entonces hablamos, soltamos risas y aventuramos el conocimiento, porque realmente después de tanto esfuerzo todo se ha dado. Hablamos de la película y sentimos el presente más que antes. Yo lo siento más que antes, casi no recuerdo el pasado, ya los recuerdos ni aparecen y cada día apunto memorias frescas para llevar hasta antes de dormir y dejarlas partir, creo que así son puras. Frescos como lechuga. Entonces, vuelvo a contarte ahora, no usé tanta imaginación, sólo me senté a descansar y vi la escena... de esas felices, de esas que aparecen a cierta hora y terminan según el tiempo dado a comerciales. Se ve tan tacaño, porque casi no dura, pero la verdad es que no tiene duración, porque bien sabemos que no pertenece esto a esa norma de medición ni a ninguna otra. Puedo escribir esas coincidencias que hablamos y serían "colmos" -reímos tanto-. Qué rico conocernos así.
Me haces bien.
Head over feet?