jueves, 19 de enero de 2012

Para ir desde  del aeropuerto hacia donde vive mi amigo, debí tomar primero el Airtrain hasta la estación Jamaica. Donde tomé el subway E hasta 53rd para cambiar al Downtown 6.  
En realidad, no fue así. Por motivos estructurales, el subway llegó hasta la calle 63, por lo que me salí allí y subí a tierra para caminar una o dos cuadras para tomar el Downtown 6  (subway) hasta la 33ra -siento que cometo el groso error al pasarlo a español plop!- y  Lexington ( Lexington, como el nombre del bar gay para chicas en la 19 entre Misión y Valencia) 
Todo esto gracias a un chico cercano a mi edad que quiso ayudarme. No creo que pareciera perdida, simplemente estaba mirando el mapa del subway... Y me sorprendí a tanta amabilidad.
La verdad es que la imagen que he tenido de Nueva York ha sudo la que me han mostrado en los medios, como toda percepción, no? Y por lo transmitido de persona en persona. Lo que había oído era que las personas en esta ciudad están en su 'volada', corriendo a todos lados son amabilidad alguna. Pero mi percepción ya el primer día cambió.

El chico se llama Duboce, y era de Guyana. Lleva más de diez años en Nueva York viviendo con su madre y hermana. Su padre y dos hermanos se encuentran en Sudamérica. 

Me hablaba de dios. De su religión y cómo le desagradaba que iglesias se enfocasen en obtener dinero en vez de profesar y prevalecer lo más importante; la palabra del señor.  Me explicaba que el rabino que se encuentra en una iglesia de Washington DC es al que él sigue, porque el entiende el sentido de la palabra y ha ayudado a personas enfermas de cáncer u otras enfermedades a curarse. Duboce vive en Bronx, y viaja una vez al mes a DC, cuatro horas en bus sólo para asistir a la misa de esa persona. El siempre sonríe ya que cree en el señor.

Yo le digo que no practico religión alguna, a lo que él responde que puede ver una chispa en mis ojos y que seré llamada en algún momento. Yo le sonrió. Después de todo me gustaba verle sonreír.

Más tarde, cenando con mi amigo comida hindú -que no es mi favorita-, comenté la conversación que tuve con con aquella persona en el subway. Cómo detener a alguien que habla de lo que cree y le hace feliz? Cómo se hace para seguir escuchando y hacer notorio que no se comparte la misma creencia? Como se hace para seguir camino sabiendo que la mente puede ser tan poderosa y una creencia tan cegadora?

Yo creo que el mundo es movido por acciones, no por supuestos... O palabras, las que, irónicamente, uso a diario.







(Cualquier error, sepan, escrito desde el iPod. Y sí, es mi excusa)