lunes, 16 de enero de 2012

15 de enero 2012

Mi vuelo a Nueva York fue a las siete de la mañana. Mientras escribo me encuentro en el avión, y me sorprende que para comer debas pagar, desde cuando sucede? O es sólo American Airlines? 

Me quedé dormida. Gracias a Lucy logré despertar dando un salto. Maldije por algunos segundos a la alarma del celular y a mi despertador del escritorio. Tenia en mi cabeza destellos de memoria del sueno que estaba teniendo en el que le preguntaba a un chico, un tanto preocupada y agravante; por qué yo le gusté, qué ocurrencia tuvo para tan desdichado sentimiento. Nada idílico, simplemente el de gustar algo o alguien.  Y estaba en un circo jaja.

Llegué perfecto al aeropuerto a agarrar el vuelo. Todo fue sacar el pasaje, seguridad, un jugo de guayaba y llegar a la cola para abordar. 

Me he puesto la meta de escribir todos los días un poco sobre cualquier cosa -mientras esté en Nueva York-. Ojalá sobre la ciudad en sí.  De verdad espero lograr esta pequeña meta. 

Tengo hambre. Con tanto trote ni alcancé a comer... Creo que compraré algo... Azafaaaaaaata!